Páginas

martes, 10 de febrero de 2015

Recogiendo las piezas

A veces me siento tan incompleta. Como si algo fallara en mi interior y no fuera capaz de arreglarlo, algo no esta bien, algo falta. No se a que viene semejante inseguridad con las personas a veces, porque me siento incapacitada a nivel social, porque creo que no me merezco lo que entra en mi vida. Supongo que es porque en cierto modo hay algo de Ella dentro de mi, y es eso lo que falla, lo que me hace incompleta e insegura.

Siempre he pensado que no tenía debilidades. Me daba igual lo que me dijeran, las palabras no me hacían daño. Sin embargo, cuando la recuerdo siento ese vacío profundo dentro de mi y me desestabilizo. Lo peor es que nada a cambiado, o al menos es esa mi impresión. Al principio era tan destructivo que cada caída me hacía comenzar el camino de cero. Ahora, que estoy a medio camino, la recuerdo constantemente. Me miro al espejo y no puedo evitar ver similitudes, no puedo prohibirme pensar que hay algo en mi de ella, y es tan repugnante esa idea que a veces siento asco de mi misma.

Ha provocado tantas cosas en mi. Realmente no puedo evitar no echarle la culpa, se que ha sido su culpa por no ser lo que debía ser para mí, y he estado años culpándome por no ser quién Ella quería que fuera, hasta que me di cuenta de que ese no era el problema. Aún hoy no se cual es el problema, pero ha hecho que yo este incompleta, que falten piezas del puzzle en mi ser, y aunque vaya encontrando algunas en el camino no parecen encajar del todo bien. Miles de veces me he preguntado qué está mal en mí, qué es lo que falta para que de repente sienta que el suelo se desestabiliza a mis pies, para que no encuentre seguridad en ninguna parte.



Tengo la sensación de que estoy escapando de mi misma una y otra vez, y ni si quiera en mis sueños me libro de mi falta de seguridad y la veo ahí, en medio de mi camino destruyéndolo todo hasta que el camino desaparece. Una y otra vez, qué es lo que está mal, dónde está mi fortaleza. Porque es cierto que me has hecho fuerte. Hay cosas que no me hacen daño, pero al mismo tiempo estoy tan asustada. Consigues que me asuste de las decisiones que tomo, que me cuestione continuamente quien soy y que estoy haciendo, que no consiga perdonarme los errores que cometo y que este último peldaño se haga cada vez más alto para mi.

He crecido, no sólo en edad, y tantas veces pienso todo lo que te has perdido, que no sabes nada de mí, ya no me conoces y soy consciente de que es algo que tampoco te importa. Soy una extraña para ti y aún así hay algo que no me deja continuar y abrir las puertas a todo lo que venga en mi vida. ¿Sabes porque las noches que no duermo me pongo a estudiar o a hacer cualquier cosa que me mantenga ocupada mentalmente? Porque no puedo pensar en ti, y deseo que tu rostro se borre de mi mente, no quiero recordar las facciones de tu cara ni tus expresiones, no quiero recordar tu voz ni los minúsculos detalles, al igual que no recuerdo el pasado. Sin embargo, no puedo olvidar nada más y recuerdo absolutamente todo lo que hay a mi alrededor y es la mejor técnica que he encontrado para no hundirme.

Has hecho que todo lo que pasa por mi vida me parezca lejano e inestable, y que siempre piense que la gente que me rodea prefiere estar con otras personas o que he hecho algo que les ha molestado aunque no haga nada mal. Empecé a conocer la felicidad el día que me echaste de tu vida pero necesito ahora yo echarte de mi mente. Es hora de dejar de verte en el espejo todos los días de mi vida.

domingo, 25 de enero de 2015

En la diferencia está lo bueno

Muchas personas piensan que soy rara. Creen que no les digo la verdad de lo que hago, porque lo que hago no es "normal". Pero claro, ¿Quién se queda haciendo exámenes on-line un sábado por la noche sin haber dormido la noche del viernes?

Soy una persona puede que extraña o difícil de entender, pero también soy una persona que se canso de la sociedad antes de que la gente empezara a hablar de que estaba cambiando. No ha cambiado nada, los mismos niños que se metían conmigo en el colegio por ser diferente, son adultos que se meten con otras personas hoy en día. No hemos avanzado... La gente sigue mirándote de forma extraña cuando les dices que te gusta planchar los calcetines o que te gusta estudiar.

Me canse de hacer amigos hace mucho tiempo, cuando me dí cuenta de gastaba demasiadas energías en gustarle a las personas olvidándome de mi propia identidad. Me daba vergüenza ir al colegio porque no sabía peinarme ni conjuntar bien la ropa, porque todo el mundo se reía de mí... Podía escuchar los comentarios ingeniosos que decían de mi mis compañeros de clase, demasiado buenos como para haberlos fabricado ellos. Incluso sus madres y padres comentaban sobre mí, no les parecía bien que alguien como yo estuviera con sus hijos... Pero nadie se imaginó que cuando yo entraba por la puerta de mi casa, mi madre no estaba o si estaba era como si no lo estuviera. Nadie se preguntó quién me compraba la ropa o quién me enseñaba esas cosas que supuestamente deben enseñarte.

Estoy cansada de que la gente no cambie, de que se crean en posesión de la verdad absoluta, de que te rebajen o no te tengan en cuenta porque eres distinto, porque te toco vivir algo diferente y estoy cansada de tener que explicarle a la gente porqué soy así, porque no debería tener que explicarle a nadie porque me pasan o hago cosas que la gente normal no hace para hacer amigos. Ya fingí muchas veces en mi adolescencia para encajar en la normalidad y descubrí que no merece la pena...

Realmente estoy harta... y finalmente, creo que he dado con la solución: No más búsquedas de amistades y no más explicaciones sobre mí misma. Se acabó, yo no soy rara ni vengo de otro mundo, simplemente soy una persona que tuvo que pasó por un infierno y que está intentando salir de una vez por todas, y me cansa que las personas me hagan sentir como si fuera alguien extraño y anormal. Pero si algo he aprendido, es que son esas personas las que tienen el problema y no yo... Me da pena tanta normalidad en el mundo, tanta heterogeneidad y tanto postureo. Creo que no debo sentir vergüenza por mis preferencias y mucho menos por mi pasado, porque pienso que soy más libre que muchas personas que hablan de mi...





miércoles, 17 de diciembre de 2014

Recuerdos antiguos vuelven...

A veces recaigo, vuelven a mi cabeza recuerdos que estaban enterrados. Vuelve así, de repente y siento la necesidad impetuosa de salir corriendo de mi casa porque se me hace pequeña, porque creo que si cae una lágrima más en el suelo de mi habitación, este acabará cediendo y todo bajo mis pies se derrumbará. Y así pasa mis horas desde que el recuerdo decide volver a mi mente, creyendo que estoy huyendo de algo terrible que me persigue. Pero nada lo hace, todo está ahí dentro, en mi cabeza.

La veo constantemente, le pido que se vaya de mi vida, que se aleje, no quiero que este aquí conmigo... sin embargo, aquí está. No permanentemente, viene de visita a atormentarme, a decirme que no lo he conseguido del todo, que algo me ha faltado por hacer y que puedo volver a empezar de cero uno y otra vez, una y otra vez. Y esa idea me aterroriza. Solo imaginar aquellos minutos, esas horas, esos días de mi vida en los que necesitaba aire para sostenerme y en los que me alimentaba de fijaciones para no perder la poco cordura que me quedaba.

 ¿Y ahora qué? ¿Le permito entrar y salir cuando a ella le da la gana? ¿Le regalo mis fracasos y dejo que pisotee mis logros? Si... Eso hago, porque no es algo que yo pueda contener, no me siento segura ante su recuerdo y su desprecio, y noto como el suelo tiembla bajo mis pies y como en mi pecho se genera un gran vació, incomprensiblemente frío y oscuro.

Quisiera poder subir el escalón que me falta, poder mirarla a la cara sin odiarla, poder decirle que no me vale la pena recordarla, que ya no hay una conexión que nos una, que nunca más volverá a hundirme... Pequeñas se quedan las palabras antes tan grandes sentimientos. ¿Pánico? ¿Rechazo? ¿Trauma? Quizá sea todo eso junto o quizá sean más cosas, pero es algo. Es como una ola gigante que no deja supervivientes, que arrastra todo a su paso dejando trozos en ruinas por todos lados... y silencio. Un largo silencio aunque haya ruido, no se oye nada porque todo a tu al rededor no importa, solo puedes concentrarte en ese gran vació que te absorbe poco a poco.

Solo queda preguntarme, ¿Hasta cuando?

sábado, 6 de diciembre de 2014

Paso 2: Contar hasta 10...o hasta infinito

Hace unos post atrás os contaba que el primer paso para no volverse mal de la cabeza era respirar profundamente... Pues bien, en caso de que eso no funcione os aconsejo contar hasta 10 o hasta la cantidad que os parezca necesaria para no matar a nadie.

Veréis, a veces las cosas no salen como a uno le gustarían, es más, nunca suele pasar este increíble fenómeno de la naturaleza. En tu mente ves las situaciones perfectas para ti pero, ¿qué piensa el otro de ello?, ¿hemos contado con las posibilidades que nos acechan?, Acaso ¿hemos contemplado la mínima posibilidad de que algo no vaya a suceder jamás?... Pues deberíamos empezar a hacerlo por el bien de nuestra salud mental, por la esperanza de vida de nuestro emocional corazón y sobretodo por nosotros mismos a todos los niveles, porque el NO es una palabra que también existe en nuestro gran vocabulario.

Yo querría poder hacer que todo fuera como yo quiero que sea, pero creo que esto no está al alcance de ningún mortal. Es muy difícil ver que la persona por la que estás empezando a sentir algo a penas se de cuenta de tu existencia, y si se da cuenta, pase tan rotundamente que no se de cuenta de que está creando un vacío. Luego ya todo está permitido... Verás situaciones que no te gusten y tendrás que apretarte el corazón y ser lo suficientemente valiente para aguantar el tipo, porque es lo único que te queda. El orgullo, la dignidad de quedarse ahí de pie, mirando como nuestros deseos de desploman y se hunden cada vez más profundo... Te repetirás que él no se merece nada de ti, y es cierto, no se merece ni que lo mires cuando te habla, pero en el fondo quieres que se lo merezca y quieres darle todo de ti. Pero seguirá sin merecérselo... Entonces, llega lo peor de todo y es que caes en la cuenta de que él puede hacer lo que quiera, está en su total derecho de hacerlo, y aunque tu no quieras es cierto... Entonces puede que si te merezca pero no quiera merecerte... Esa es la cruel realidad del asunto: respirarás profundamente para convencerte de que eso no es cierto y cuando seas consciente de que no es suficiente tendrás que contar hasta 10, hasta 20, 40, 80,.... Y si no funciona, siempre podrás pasar por el tercer paso, que es escribir, como hago yo... Llenar libretas y libretas de historias y personajes que en realidad eres tú, depositar en tus escritos todo aquello que no puedes controlar...

Una vez, una amiga me pregunto: ¿Funciona?. Yo le la abracé y le dije: No sé si funciona, pero es una manera de guardar trocitos de tu alma para que no te la rompan.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Lo único de mi en el mundo

Hoy os dejo otro relato muy cortito que escribí hace muchos años. Espero que os guste!

“El cristal de la ventana está congelado. Puede que lleve así horas, no lo sé, puede que sean sólo minutos. No soy consciente del tiempo que llevo mirando por la ventana y ni si quiera sé si realmente estaba mirando hacia alguna dirección en concreto o simplemente deposite ahí mi mirada. Pienso. O quizá no, no lo sé. Si supiera lo que realmente siento, lo que verdaderamente en mi interior se produce todo cambiaría, creo que las cosas serían diferentes.
Puede que yo ya no fuera quién soy ahora, o puede que sí pero de distinta forma. Es decir, tú me cambiaste cuando entraste en mi vida pero también lo hiciste cuando te fuiste. Ahora me cuesta saber realmente quién soy, y al mismo tiempo en cada carta que te escribo pienso que te envío un trocito de mi, de mi verdadero yo aunque aún no sepa cuál es.
Es posible que no lo sepas, pero hace tiempo que parece que no se pone el Sol. La gente dice que hace calor y que el Sol brilla como oro en el cielo, pero a mí todos los días me parecen grises desde que te marchaste. A veces pienso que yo te cree en mi cabeza, que nunca llegaste a existir. Te fuiste y te lo llevaste todo, incluida tu presencia, tu olor… Creo que me estoy volviendo loca ¿sabes? Todos los días me levanto y acaricio la mesa donde solías colocar tu libro favorito, pero ya no está. Sus páginas y sus palabras también desaparecieron.
Nunca habría imaginado que la soledad pudiera ser tan buena compañía y a la vez tan mala consejera. Tú me decías que todos teníamos un rincón de nuestra alma dónde habitaba la soledad… La mía ha ocupado todo el espacio y ahora soy yo la que habita en ese rincón de un alma que creo que ya no tengo.

No quiero pedirte que vuelvas. No sé si quiera si recibes mis cartas o si me tienes presente en tus días… Sólo quiero que cuides esa parte de mi que me robaste y te llevaste al fin del mundo. Cuídala, porque creo que es lo único vivo que queda de mí en el mundo”

sábado, 29 de noviembre de 2014

Vuelvo con mis idas y venidas

Muchas veces hacemos cosas que no deberíamos hacer, pero ahí estamos: tú, la línea que separa lo que esta bien de lo que no y yo.

Cualquiera podría decirme que me he metido en una mierda bastante importante, que incluso he infringido cien mil tropecientos códigos de decencia y ética, y que me he comido unas cuantas normas morales también. Qué cosas... Me pregunto si sería tan disparatado en un mundo al revés.

En fin, que ahora es cuando vienen los grandiosamente llamados problemas... Tú no estas bien, él no está bien, la situación esta bien y de repente se oye: "Bueno, siempre podemos estar como antes"... Y tú piensas ¿pero qué coño me estás diciendo?, pero contestas: "Si, claro. Podemos hacerlo"... "Al principio será difícil" te dice... Y sí, porque antes eras amigos y durante un tiempo ¿qué fuisteis?... Ni tú ni él lo sabéis y esto es la biblia de todas las relaciones: Nadie sabe nada sobre nada aunque se piense que se sabe todo. Y ahora, ¿Ahora que es lo que se supone que tenéis? ¿Sois amigos como antes?.. Pues no, no podéis estar como antes, hubo un capitulo extra en la historia y las cosas no pueden borrarse, se tatúan en la piel para siempre. Ya no son las mismas miradas, ya no hay secretos de ningún tipo, ya sabes lo que quiere un cuando lo quiere, y él también lo sabe sobre ti... ¿Entonces ha cambiado todo sin cambiar?. No, ha cambiado todo cambiando y no ha tardado ni un segundo en cambiar... Es así, en un segundo, cuando empiezan a dolerte cosas que ni siquiera sabías que estaban ahí y cuando empiezas a ver algunos momentos con él de manera diferente, porque todo ha cambiado, ya no es la misma perspectiva ni el mismo objetivo. Habéis cortado un cable de los miles que hay en una relación, y el sistema central lo nota. Lo nota porque dónde hubo algo ahora ya no está y... ¿dónde está? La pregunta del millón. Ya no está y si vuelve será porque uno de los dos decida que debe volver pero estas cosas nunca van con la misma igualdad de oportunidades. Tú llevarás el 80% del peso del cable que falta y él puede que lleve lo que falta o que incluso lo haya desechado, porque esas cosas también pasan.

¿Y si me hubiera quedado? ¿Y si hubiera pasado antes? No hace falta preguntarse estas cosas, yo os doy la respuesta: mismo resultado con un tiempo de arrastre diferente. Luego lo hablas con alguien, porque la has cagado a base de bien y ese alguien te hace ver que nunca debiste sacar eso que llevabas encerrado, debía de haberse quedado ahí dentro y ya se pasaría, porque algún día debía de hacerlo. Te hace comprender que las cosas nunca son tan fáciles y que debiste controlarlo, domesticar esa parte de ti y no convertirla en una debilidad. Y todo esto te lleva a una pregunta: ¿Y ahora qué?. Ahora solo deja que te duela y aprende.